Esta temporada continúa con un dominio claro del Barcelona sobre su clásico rival. En un partido emocionante, parejo y lleno de polémicas, los catalanes sumaron su trofeo 32 de este certamen.

La final comenzó con un ritmo alto de competencia. Estaba parejo, ya que ninguno de los dos equipos había mostrado una superioridad muy clara y el marcador seguía igualado sin goles. En una de esas transiciones de ida y vuelta, Bellingham perdió un balón clave en la mitad del campo. Pedri, uno de los mejores volantes del Mundo, hizo un cambio de orientación perfecto para Lamine Yamal. El chico de 17 años no tuvo reparos en entrar al área y servir el pase de regreso para Pedri quien anotó un golazo inatajable. El Barcelona volvía a imponer dominio y se fue al descanso con el marcador a favor.
En el segundo tiempo, los papeles comenzaron a invertirse. Después de empezar nuevamente parejos, fue el turno del Real Madrid. Los de Ancelotti lograban hacerse con las chances más claras de la segunda parte. Vinicius no dejaba de avisar, pero el polaco Szczesny le ahogó los gritos. Recién al minuto 70 de partido llegó la chance esperada. Un tiro libre directo de Mbappé descolocó al ex-portero de la Juve y puso el empate. No mucho después, el dominio blanco continuó. Una nueva pelota parada (esta vez desde un corner) les dio un segundo grito a los merengues. Tchouaméni conectó de cabeza y confirmó un alza en rendimiento. 2-1 parcial y a muy poco del final.
A escasos minutos del final, un balón de Yamal para Ferrán Torres complicó a Courtois en salida. El belga no tuvo buena comunicación con Rüdiger, quien también falló en la marca. Ferrán Torres marcó el empate, pero el Barça no quería prórroga. En los minutos de descuentos, se dieron las polémicas. Primero, el árbitro de Burgos Bengoetxea no pitó un claro penal a favor de los culés. Minutos más tarde, cobró un penal tras una caída de Rafinha dentro del área. Sin embargo, el VAR mostró imágenes del brasileño fingiendo la falta, por lo que se ganó una amarilla y el penal no prosperó. El clásico se fue al alargue.
La última media hora fue pareja, con una mejoría ligera del cuadro catalán. Los futbolistas estaban muy cansados y no había numerosas señales de un nuevo movimiento en el marcador. Cuando parecía que se iba a dar una histórica definición por penales, apareció Jules Koundé para mandar un fierrazo y romperle el arco a Courtois. Los hinchas del Barcelona estallan de alegría. Con este gol, la victoria estuvo asegurada. Nada que hacer el Real Madrid, que terminó el encuentro con tres expulsados: Rüdiger, Lucas Vásquez y Bellingham. Parece que a este último lo pueden perdonar, pero los defensores tienen pocas excusas. Puede llegar una dura sanción para el club blanco, que sería un doble castigo después de perder la final con su clásico. Un nuevo título de Copa del Rey se le hace esquivo al Real Madrid.