El antiguo certamen volvió en un nuevo formato y ya tiene al primer campeón: el equipo de Ancelotti se impuso sin dificultades 3-0 ante el Pachuca en la definición en el estadio Lusail de Doha.

El recinto de la última final del Mundial fue testigo de un nuevo título internacional del Real Madrid en esta temporada. Para muchos opinólogos del fútbol e hinchas del equipo blanco, este era un partido de trámite. En lo futbolístico, no fue el encuentro más atractivo. Sin embargo, la Intercontinental es un trofeo FIFA y cuenta como un nuevo título esta temporada. El Real Madrid ya es super campeón de Europa (tras ganarle al Atalanta la Supercopa de la UEFA en agosto) y ahora vuelve a consagrarse en la cima del Mundo.
Ancelotti quiso asegurar su segundo trofeo; no se guardó mucha carne. Decidió hacer jugar a Tchouaméni de back central en lugar de un joven Asencio que viene dando mucho de qué hablar desde su debut hace un mes. Al canterano le costó el último partido en Anfield (2-0 para los ‘reds’) y parece que la decisión de Carlo pasó por no exponer a Asencio en una final internacional. Bellingham, Vini Jr, Rodrygo y Mbappé comandaron el ataque.
El Pachuca no ha sido un equipo muy exigente. Le ganaron bien a Botafogo, el último campeón de Libertadores, en la semifinal, ya que el equipo brasileño venía muy desgastado. Sin embargo, la noche del 18 de diciembre fueron los mexicanos quienes parecían exhaustos. Al Real Madrid le demoró 37 minutos abrir el marcador: Mbappé remató fuerte con la izquierda tras una asistencia de Vinicius. Carlos Moreno, portero rival, no tuvo chances.
Tras el descanso, Rodrygo estiró la ventaja para los merengues a los 9’ del segundo tiempo. La sentencia estaba hecha. El Real Madrid no pisó mucho más el acelerador y el rival tampoco empujó. Parecían resignados. La cereza que faltaba era un marcador por goleada. Este llegó en los minutos finales. Tras una falta de Indrissi (#11 del Pachuca) dentro del área y una breve intervención del VAR, Vinicius Jr. Canjeó penalty por gol. 3-0 y un nuevo oro para el equipo blanco. En el segundo aniversario de la mejor final de la historia de los Mundiales, en el mismo escenario, Mbappé dejó el mal recuerdo a un lado para levantar su segundo título con el Real Madrid.